Esta es una historia diferente, como si fuera de otro blog o un
email, pero bueno, salió así.
Como muchos me preguntáis como va el libro
Planeta India, aprovecho desde aquí para contároslo. Parece que finalmente se publicará el año que viene. Una vez que
firmas el contrato con la editorial, lo que en su momento me pareció, dentro de
la emoción, una venta de alma al diablo, esta tiene dos años para publicarlo.
Inicialmente me dijeron abril del 2013, luego septiembre y ahora que el año que
viene. No es su culpa, parece que la crisis les ha afectado bastante, a ellos y
a todo el sector, así que sólo pueden publicar este año, libros que garanticen
el éxito, al menos para autofinanciarse. El mío lo garantiza, pero ellos todavía
no lo saben…
Me ofrecieron publicarlo este año, pero a cambio yo debía comprar al
menos trescientos ejemplares. Así cubrían, no sé si parcial o totalmente, la
edición. Me planteé hacerlo, preguntar vía blog, email, facebook, etc. quién lo
quería, para tener una idea de qué podría hacer con ellos (con los trescientos más
los que me corresponden por contrato), incluso hacer una especie de “crowdfunding”.
Pero he decidido que no, que pase lo que tenga que pasar. Y si en algún momento
pido dinero por estas vías, que lo haré, será para otras cosas bastante más
necesarias que publicar un libro (el que no haya leído “Jespal” es buen momento
para hacerlo).
Sí que me me han confirmado su interés, veremos como evoluciona la
situación. Así que, aunque arriesgo a no publicarlo, ahí queda, en manos del
destino.
Mientras tanto, me estoy planteando escribir otro (quizás ya para
mí solo, o para publicar por aquí, ya veremos). Es de otro estilo, no serán
historias cortas, ni siquiera sé si la idea sobrevivirá al verano… Pero
mientras todo eso se decide, me apetece compartir el principio con vosotros.
Les llaman “contadores de historias” y ellos lo que más valoran
es el silencio…
Pero saben que mientras que las mujeres y los hombres no estén
preparados deben seguir escribiendo, narrando, representando, según el momento,
según los interlocutores. La gente necesita entenderles aunque no sea
consciente de ello y ellos… bueno, ellos tienen que hacerlo, es una misión que
llevan realizando generación tras generación, vida tras vida, hasta que la
cumplan del todo, hasta que pueda darse por finalizada. Eso parece todavía
lejano en el tiempo y en el espacio.
Esta es la historia de los “contadores de historias”. Y es una
historia de dioses que juegan con la vida de humanos que sufren, de magia y
misterio, de saltos en el tiempo que no existe, o al menos no parece que
exista, de almas viejas que vagan dubitativas y de almas jóvenes que se
regocijan en su inexperiencia. Una historia de de sabiduría e ignorancia, de la
vida tal como es, aunque no sepamos entenderla.
Y de aquellos que nos ayudan a hacerlo.
San Agustín del Guadalix. Julio 2013