Bienvenidos a las historias del nómada.

Siempre me ha gustado escribir historias y que otros las lean. También contarlas, escucharlas, leerlas, vivirlas... Historias para reír, para pensar, quizás para llorar... Historias al fin y al cabo de las que están hechas nuestras vidas.

Me pareció buena idea aprovechar este lugar para lanzar al viento algunas de las que he vivido, en cualquiera de los dos mundos, el real o el imaginario (igual de real, porque ambos pueden considerarse también imaginarios).

Bonita sensación la del que arroja una botella al mar con un mensaje, que no sabe donde irá y quien llegará a leerlo.

Aquí va mi botella, quizás alguna vez hasta sepa donde llegó...



domingo, 28 de diciembre de 2014

India my love

Frenazo, pitido. Pitido, frenazo. Y así más de cien veces. Esa ha sido mi incorporación a Planeta India. De nuevo recurrimos al coche con conductor para trasladarnos del aeropuerto a Rishikesh y de nuevo tardamos más de siete horas en hacer unos 240 km. Más de dos solo en cruzar Delhi.

Volamos vía Doha. El primer vuelo duró tres películas y el segundo dos. Salí del segundo avión con millones de imágenes en la cabeza y sin haber dormido, porque justo me tocaba cuando íbamos a aterrizar en Delhi. Creo que tardaré los dos meses de meditación en este Planeta en quitarme el viaje de la cabeza.

Pensé, como siempre, que me dormiría en el coche. En realidad no sé si lo hice o me vi otra película de siete horas en las que el protagonista se jugaba la vida dentro de un ataúd con ruedas, saltando en baches, acelerando cuando no se cabía en el hueco y muchos pitidos y frenazos. El momento al que se podía ir a mayor velocidad era el más interesante, un trozo de autopista en el que los dos carriles tienen las dos direcciones. Pero todos van mucho más rápido. No repetiré el mantra porque ya os lo sabéis y el que no se lo sepa es que le queda mucho por leer (POH).

Una parada en medio del viaje, para hacer pis, o lo que cada uno quiera, y tomar algo, también lo que cada uno quiera. No sé si tocaba desayuno, cena o brunch, porque las horas me seguían bailando. Son esas paradas que siempre se producen cuando has conseguido interiorizar en tu sueño todo lo que sucede alrededor y has conseguido, por fin, claparte. Pero no me enfado porque no creo que lo hagan aposta.

Han inventado un concepto de restaurante de paradas, en el que habitualmente hay muchos más camareros que clientes. Supongo que están dimensionados para cuando llegan los buses llenos, pero como yo nunca he coincidido con ellos siempre me he sentido como un ratón entrando en un nido de aguiluchos. Todos vienen a por mí señalándome seis mesas diferentes para sentarme y yo, en mi letargo, nunca se que hacer. Eliges una y los demás te odian. Luego te ofrecen todo lo que hay, que nunca te apetece porque sigues zombie y pides agua. Te odian más, así que optas por pedir algo que cueste más caro. Te terminas tomando lo que quieren ellos lo que remata tu estado, pero te metes otras cuatro horitas de frenazos y baches y te arreglas.

Así que al fin llegamos, una vez más reventados. Es justo cuando nos preguntamos ¿por qué no hemos venido en avión?. Hace unos años inauguraron una línea Delhi-Dehradun, a una horita de casa, pero siempre se nos olvida. Se nos olvida el coger ese vuelo  y también que nos vamos haciendo mayores para estos tutes. A la próxima, si Shiva quiere.

Después del primer chai en el pueblo que nos acoge desde hace tanto tiempo, llegamos a la ya famosa Casa de Huéspedes de la Diosa Ganga y todo sigue igual. Digo las sábanas, las mantas, las toallas… todas viejas conocidas. Entonces la pregunta suele ser ¿por qué no compramos aquí o en España unos juegos de todo eso y dejamos de dormir con arcadas?. A eso no le he encontrado la respuesta, es un misterio también para mí. Además las arcadas solo duran unos días.
Después de soltar las mochilas damos un paseo, para plantearnos, como casi todos los años, cambiar de residencia. En la que vivimos hace bastante frío porque no da el sol en todo el día, un buen lugar para verano, pero ya hace seis años que no venimos en verano. Sabemos que no nos cambiaremos, pero aún así miramos algunos sitios. Tampoco tengo respuesta.

Así que desembalamos el calentador que salva nuestras vidas, junto con la bolsita de agua caliente de las abuelas y empezamos nuestra temporada india. El calentador cada año hace menos honor a su nombre y no es muy caro, pero debe ser que le tenemos cariño, porque tampoco lo cambiamos. Ahora es “mantenedor”, espero que lo sustituyamos antes de que llegue a “enfriador”, su lógica evolución.

Al publicar “Planeta India” pensé ¿no me habré pasado con las descripciones de muchas de las cosas que de aquí cuento?.  Hay quien ha llegado a decir que había cosas que le daban asco… que gente más rara.

En fin, en unos días se me ha quitado esa inquietud.


Rishikesh. Diciembre 2014


martes, 16 de diciembre de 2014

Cambios

En unas pocas horas de avión y de coche, cambiamos de planeta. También de estilo de vida, de casa, de prioridades, de necesidades... Y de nombre. Aquí soy Amit, no Alfredo.

De nuevo en el planeta India en el que todo es posible, incluso que yo publique un libro sobre él. Ayer en una “puja”, ceremonia milenaria, que realizamos en un templo en un lugar sagrado también desde hace miles de años  el “pujari” que la oficiaba iba con una chaqueta de chándal del Manchester United. Y el de al lado repartía “prasad” (comida bendecida) sujetando su móvil con el hombro. Inefable India, pero yo sigo intentándolo.

Más cambios

Algunos os acordaréis de la frase “una forma de que el dinero sí que de la felicidad”. Con ella movimos unos cuantos proyectos sociales la temporada pasada, empezando con Jespal, su deuda y su familia y continuando, cuando llegó más dinero del previsto, nos metimos también con un par de colegios. Os resumo los cambios producidos.

1) Escucho un grito en la calle ¡Taoji!, me vuelvo y hay un pequeñajo mirándome a ver que hacía yo después de oír su voz llamando a su tío (Taoji significa hermano de padre, en hindi). Era Ananda, el de la estrella de mar. Me llamaba, por supuesto, a indicación de su padre, Jespal. Hablamos un par de veces por teléfono donde me contó los cambios de su vida, pero hay cosas que hay que ver en persona. Ha montado finalmente una pequeña tienda de ropa, después de intentar el negocio de venta a comercios y ver que no funcionaba. Consiguió un pequeño local y trabaja para sí mismo, sin más presión que la de vender, pero ¿quién no tiene esa presión hoy en día?. Ahora, a eso de las dos cuando Ananda sale del cole (del mini cole, que todavía es muy pequeño), acompaña a su madre con la comida y van hasta la tienda, para comer y pasar un rato los tres juntos.
En seguida se nos ocurren cosas y cosas para hacer crecer el negocio y Jespal nos dice, tranquilos, paso a paso… y nosotros a seguir aprendiendo. Está feliz.

2) En la “Escuela del Valle del Ganges” los cambios han sido grandes. En esta escuela donde Rachel, su directora, tiene adoptados a trece niños de Bihar, han construido una cocina y habilitado dos salas nuevas y un baño. Las obras se han hecho en junio, en las vacaciones escolares y los chicos ayudaron en la medida de sus posibilidades. Todo esto se hizo gracias a lo que pudimos aportar y hemos comprobado como cunde el dinero cuando hay alguien que se preocupa de invertir bien de la primera a la última rupia. 

3) Y en el otro cole, el que pertenece a Saccha Dam, nuestro ashram, hemos empezado con jabón y toallas enseñando a dos clases de pequeñajos a lavarse las manos y la cara. Muchos no conocían el jabón y se echaban el agua en la cara como si estuvieran en el río. También hemos repartido nuevos uniformes completos a más de cien niños, comprados con donaciones entre las que se encuentra la de Vyasa, un profe de yoga de nuestro centro Conocerte, que prefiere no cobrar y hemos decidido invertirlo por aquí en estas cosas.

Siempre traemos dinero a la India. Consideramos que al igual que a España procuramos llevar las cosas que aprendemos y que creemos que hacen falta, es lógico compensar y traer aquí lo que más falta hace. La temporada pasada tuvimos la idea de abrirlo a más gente a la que le pudiera apetecer colaborar y la verdad es que todos acabamos muy contentos, donantes, intermediarios y receptores.

En esta ocasión además hemos traído algo procedente de “Conocerte”, de algunos materiales que hemos vendido para eso, cojines y chales de meditación, inciensos, libros…  Por ahora no sé si recurriré de nuevo a vosotros como el año pasado, si lo siento así o veo que es necesario volveré a hacerlo y si no, nos iremos apañando con lo que tenemos. Claro que si alguien quiere participar incluso si yo no lo pido, encantado y simplemente que me contacte. Porque realmente, como ya os dije en su momento, creo que no es una ayuda que nosotros demos, es algo que nosotros recibimos al colaborar. Hay que estar agradecidos por poder hacerlo.

A todos los participantes del “Proyecto Ananda” os enviaré una información más detallada.

Y mientras tanto:

Desde el Planeta India vemos que el libro del mismo título sigue moviéndose. Para el que le interese y no las haya visto pongo aquí alguno de los links de los periódicos donde me entrevistaron y podéis leer, más o menos, lo que yo conté.




Parece que sigue sucediendo lo que escribí hace unos meses. “Letras mágicas que se transforman en nuevas vidas, nuevos proyectos, ropa, comida…”


Rishikesh. Diciembre 2014.



lunes, 24 de noviembre de 2014

Presentación de "Planeta India"

La presentación de “Planeta India” fue un éxito, cerca de 80 personas y faltaron libros… Firmé alrededor de 60. Además se están haciendo eco unos cuantos medios de comunicación y parece que vienen más. Así que estoy muy contento.

Para aquellos que os hubiera gustado estar en esa presentación y solo pudisteis acompañarme de corazón, os cuento más o menos, lo que allí dije:

Un comentario antes de empezar.
Es curiosa una reunión de este tipo. Familiares y amigos de diferentes procedencias, algunos incluso que hace años que no veo y nos reunimos aquí en esta librería. En cumpleaños, bodas y celebraciones de todo tipo no se junta gente tan dispar. Esto solo pasa en los funerales, así que espero que si volvéis a veros sea en la presentación de mi segundo libro.

Si alguien no ha entendido lo que he dicho que no compre el libro porque no va a enterarse de nada…

Agradecimientos.
A la librería Desnivel por acogernos hoy aquí
A Plataforma Editorial por confiar en mí que soy un autor de éxito, pero ellos no lo sabían.
A Fernando Botella por darme el empujón definitivo y presentármelos. También por venir hoy haciendo escala entre Barcelona y Alicante.
A Salomé (Priya) porque si no me mata… y porque prácticamente todas las aventuras y aprendizajes son comunes. También ha metido una nota de cordura con comentarios como “eso es demasiado asqueroso”
A muchos de vosotros, a todos no porque a algunos no os conozco aunque a partir de ahora os lo agradezco también, por animarme a escribir cada vez que leíais alguna de mis historias.

India
Todo empezó con una serie de casualidades que no existen y que terminan cambiando nuestra vida para siempre… Aquí conté la llegada primera a la India, cuando conocí a mi maestro, etc. No lo repito en el blog porque ya lo conocéis de otras historias.

Libro
El libro probablemente empieza subido en un vespino de paquete y con un paraguas rosa en la mano. Buscando un tigre que afortunadamente no encontramos y gestando una de las primeras historias del libro. En esa ocasión deseaba encontrar un tigre, en las siguientes ya buscaba solo la historia. Había que elegir, ya que encontrar el tigre probablemente me impediría escribir la historia.

Empiezo a escribir historias para que lean algunos de mis amigos. Historias de dos tipos, unas divertidas que hablan de la vida diaria en aquel planeta y otras que pretenden reflejar lo que voy aprendiendo por allí. Ambos estilos me gustan y no logro decidirme por uno de los dos para centrarme en él. Al final no lo hago y lo meto todo. Creo que es bueno quitarle transcendencia, ponerle humor a algo como la meditación, el camino hacia dentro, espiritual o como cada uno quiera llamar a esto. En realidad creo que la vida es triste o alegre, serie o divertida, buena o mala, en función de donde miremos. Y a mí es que muchas cosas me hacen gracia.

¿Cómo es?
Así que en el libro hay historias de dos tipos. Las pares describen la India vista con los ojos, lo que un extranjero, por muchas veces que vaya, se encuentra por allí y no se acostumbra. Son divertidas, sorprendentes, solidarias… y reales. Quizás un poco exageradas, pero reales. Las impares reflejan mis aprendizajes en la India, lo que llamo la India desde el corazón. El corazón que siempre recomiendo, cuando alguien me pregunta, llevar abierto cuando se viaja allí. Abrir los ojos, abrir la mente, abrir el corazón.

Por poner un ejemplo de ambas.

  • "A tigres y en chancletas", ya os he hablado un poco de ella.
  • "El pequeño Nicolás". Nicolás es mi sobrino. No está por aquí, lo notaríais. Es una historia que escribí a mi hermana para que se la leyera a su tripa, ya que no había nacido todavía y yo no iba a estar cuando lo hiciera. Trata de algo que habréis oído alguna vez “esto también pasará”. También habla de estar agradecido por lo que se tiene.
Y en el libro hay un regalo, un mantra secreto para triunfar en los negocios.

Así que creo que el libro sirve para reír, pensar, empezar a meditar, recorrer tu propio camino, conocer un poco la India desde dentro, animarte a viajar…

Silencio
Quiero hablar, aunque suene contradictorio, del silencio. Un maestro, quizás el más grande regalo de la India al mundo, Ramana Maharsi decía: “¿Cómo se produce el habla? Primero hay un conocimiento abstracto del que surge el ego, el cual, a su vez, da vida al pensamiento y éste al lenguaje hablado. Por lo tanto, la palabra es la bisnieta de la fuente original. Si la palabra puede producir un efecto determinado, juzga por ti mismo cuánto más poderoso será predicar a través del silencio”

Así que os propongo, para ir terminando, 5´ de silencio.
Aquí guié una meditación durante unos minutos y luego estuvimos un ratito en silencio (por fuera y por dentro)

Dos recomendaciones para acabar:

1) Mi madre dice, y las madres siempre tienen razón, que el libro hay que leerlo dos veces. En la primera las historias te atrapan y quieres ir viendo lo que cuenta la siguiente. En la segunda ya te entretienes un poco más en cada una y extraes lo que muchas contienen. A esta recomendación de leerlo dos veces yo solo añadiría que, para no repetir, compres dos libros…

2) La segunda, como se me ha ocurrido esta mañana no está en el libro. Ya os he  contado la importancia que para mí tiene el silencio, así que os invito a aprovechar las páginas en blanco que hay después de algunas historias. No diré que está pensado para eso, pero podemos usarlo. En cada una, en lugar de pasarla rápidamente, respira un par de veces lenta y profundamente y sal de tu torbellino mental unos segundos, deja pasar lo que haya ahí en ese momento. Luego continúa leyendo hasta la siguiente pausa, hasta el siguiente silencio.

Conclusión

En este libro está mi Maestro y otros cuantos a los que menciono. Pienso que el libro ahora tiene su propio camino, con esos maestros que en él van. Que decidan ellos hasta donde quieren llegar.

viernes, 2 de mayo de 2014

La Piedra

Podía ser una piedra preciosa, quizás la piedra filosofal, incluso una con poderes místicos de la mágica India…, pero fue una piedra en el riñón.

Para los que la habéis sufrido, no hace falta decir nada, para los que no, cualquier cosa que se diga se queda corta.

Fue una mañana temprano en mi cama india cuando, de repente, noté como alguien empezaba a acuchillarme por detrás y movía el arma con mala idea… Pero no había nadie. Dado que estaba en una habitación cutrilla en un pequeño pueblo de los Himalayas, y que no tenía ni ida de lo que me estaba pasando, me pareció un buen momento para asustarme, así que lo hice. Me dolía tanto que pese a creer tener cercana la muerte, ni siquiera veía mi vida en diapositivas, ni la luz al final del túnel. Será porque no tenía fuerzas ni para mirar.

Cuando decidí pedir ayuda, dado que no terminaba de morirme ni se me pasaba el dolor, me di cuenta de que la asistencia médica que ofrecía el hotel en caso de urgencia era en caso de otra urgencia, no de la mía, porque no sabían ni de que les hablaba.

El dolor me lo quité finalmente de una forma digna de contar en el otro tipo de historias, las impares y tuvo que ver con mi Maestro. Simplemente le dijeron lo que me pasaba y el dolor desapareció. No digo que os lo tengáis que creer, digo lo que sucedió. Pero también dijo que me llevaran al hospital.

Al llegar allí y contar los síntomas, el médico me pidió que me bajara el pantalón, sopesó, textualmente, mis testículos y dijo que tenía una piedra en el riñón de unos 7 milímetros. Las posteriores radiografía y ecografía sólo sirvieron para confirmar el diagnóstico inicial. En realidad, parece que después de tocarme los huevos, literalmente, las otras pruebas eran innecesarias.

A partir de ahí empezaron a meterme suero por vía venosa para hacerme ir al baño a ver si expulsaba el pedrolo (7 milímetros y en el riñón, no es una piedrecita, es el Aconcagua). Además tuve la promesa del ayudante del doctor de que si no salía, la opción era introducirme una sonda por el sitio que no se introducen sondas, para dar con ella… Así que intenté hacer pis cerca de un millón de veces, con la habilidad que tuve que adquirir para quitarme y ponerme la sonda, dado que la primera vez que pedí ayuda el resultado fue similar a la matanza de Texas. Decidí que para desangrarme no necesitaba colaboración y aprendí a cerrar la cánula antes de perder el conocimiento.

También pedí una mantita por el frío que hacía y no sé si abrigaba más la lana o lo que la recubría, pero sirvió.  Imagino la duda de la enfermera al dármela, ¿la querrá con sangre o con mucha sangre?...

Finalmente no expulsé la piedra y me volví con ella a España. La confirmé (no de cambiarla el nombre, sino de asegurar que me seguía acompañando) al llegar con una ecografía y también confirmé su desaparición en la siguiente. No la expulsé (me dijeron que sin duda lo hubiera notado en el sitio donde es mejor no notar esas cosas) ni me volvió a doler…

Cosas de la India.


San Agustín del Guadalix. Septiembre 2012