Bienvenidos a las historias del nómada.

Siempre me ha gustado escribir historias y que otros las lean. También contarlas, escucharlas, leerlas, vivirlas... Historias para reír, para pensar, quizás para llorar... Historias al fin y al cabo de las que están hechas nuestras vidas.

Me pareció buena idea aprovechar este lugar para lanzar al viento algunas de las que he vivido, en cualquiera de los dos mundos, el real o el imaginario (igual de real, porque ambos pueden considerarse también imaginarios).

Bonita sensación la del que arroja una botella al mar con un mensaje, que no sabe donde irá y quien llegará a leerlo.

Aquí va mi botella, quizás alguna vez hasta sepa donde llegó...



viernes, 23 de diciembre de 2016

Meditando

Cierro los ojos, cruzo las piernas, espalda recta… Anda, no miré el reloj para saber a qué hora he empezado. ¿Qué hago? ¿Los abro y miro? Mejor no, que más da, no tengo prisa. Tengo que acordarme otras veces porque así sé el tiempo que aguanto sin moverme. Déjalo ya porque si le sigues dando vueltas sería mejor que los abrieras. Vale, empezamos. ¿Qué hago? ¿Atención a la respiración, a las sensaciones, uso un mantra? Venga elijo una y ya está. La última vez me fue bien con la respiración, así que esa. ¿No sería mejor ir probando diferentes para ver cual se adapta más a mí? Vale, pues otra. Sensaciones del cuerpo. Por cierto, ya empieza a molestarme la espalda. ¿Es dolor de verdad o la mente tratando de captar mi atención? No hago caso. Las piernas ya se me están durmiendo y no llevo ni diez minutos. ¿diez minutos? Y cómo lo se si no se ni a qué hora empecé. ¿Otra vez con la hora?. Sensaciones del cuerpo no, mejor respiración, voy a lo seguro. Aunque cómo sé si eso es seguro. Venga empiezo contando respiraciones. ¿Las inspiraciones solas o la inspiración e inspiración?. ¡Elije una! Ok, vaya charlas conmigo mismo. Esta es la mente que hay que parar. Ah no, parar no, no prestarle atención. Bueno según el tipo de medit… ¡qué lo dejes! ¡Empieza ya! Vale, vale, aunque creo que han pasado los quince minutos. Aunque cómo voy a saberlo. Ese ruido de fuera antes no se oía ¿Un grifo? ¿En mi casa o en la de al lado? ¡Medita! Empiezo pero me duelen las piernas, el culo y la espalda, así que me apoyo en la pared. Estiro un poco las piernas porque están dormidas como nunca. Las cruzo, ahora estoy cómodo. Inspiro, espiro uno... Inspiro, espiro dos… Inspiro, espiro tres… Inspiro, esp...

¡He desaparecido! no sé si he meditado o me he quedado dormido.  Seguiré un poquito por si acaso. Cruzo las piernas, espalda recta… ¿Qué hora será?...

Risikesh. Diciembre 2016