Bienvenidos a las historias del nómada.

Siempre me ha gustado escribir historias y que otros las lean. También contarlas, escucharlas, leerlas, vivirlas... Historias para reír, para pensar, quizás para llorar... Historias al fin y al cabo de las que están hechas nuestras vidas.

Me pareció buena idea aprovechar este lugar para lanzar al viento algunas de las que he vivido, en cualquiera de los dos mundos, el real o el imaginario (igual de real, porque ambos pueden considerarse también imaginarios).

Bonita sensación la del que arroja una botella al mar con un mensaje, que no sabe donde irá y quien llegará a leerlo.

Aquí va mi botella, quizás alguna vez hasta sepa donde llegó...



martes, 1 de septiembre de 2015

Apego, desapego, amor

Recojo unas reflexiones escritas en la India sobre el apego, el desapego e incluso me atrevo con el amor.

Entiendo el apego como un estado emocional de necesidad, de vinculación con algo o alguien y creo que es un obstáculo para el propio crecimiento. También incluso para el de las personas que nos rodean.

El desapego no puede forzarse, es algo que va sucediendo. A veces puede ser por hartazgo de determinadas cosas relacionadas con placeres de los sentidos, la comida, la bebida, el sexo… Otras por una comprensión racional de los opuestos: la felicidad que me produce el objeto al que me apego, se convierte en infelicidad al perderlo. También puede suceder al obtener una comprensión que va más allá de la razón y empiezan a caerse apegos sin ninguna lógica o explicación. Como tampoco tiene lógica que otros no caigan o que por ahora no lo hagan.

Puede practicarse el desapego para ayudar a que vaya produciéndose. Viviendo de forma sencilla, con el silencio, sin atracción ni repulsión excesivas, sin demasiadas distracciones de las que no aportan nada…

El apego como fuente de infelicidad, a cosas, a personas, surge de una incomprensión de lo que es. Puesto que nada permanece, apegarse a algo impermanente solo puede traer infelicidad, mientras que la profunda comprensión permite disfrutar de objetos y personas sin la inherencia del dolor de la pérdida que, irremediablemente, ocurre.

Apego y posesión pueden estar muy relacionados, como en el caso de los hijos. Puedes decir ¿Cómo no voy a estar apegado a “mis” hijos? Quizás por eso, porque son “tuyos”. ¿Y si no lo fueran?. El apego no se produce por los hijos sino por la idea de “yo”, “mío”.

Apego del latín “untado, pegado con pez”... Condicionas a los otros, incluso a tus hijos, con una pegajosa carga desde ese amor apegado que sientes por ellos. Les restas libertad a “tus” hijos, “tu” pareja, “tus” amigos… y les das una responsabilidad sobre tu vida, sobre tu felicidad, que no es suya.

¿Por qué el amor debe ser en dos direcciones? ¿Se puede amar sin ser correspondido? ¿Cómo le puedo decir a alguien que mi felicidad depende de él o ella? ¿Cómo puedo hacerle eso a nadie y menos a quienes más quiero?

¿Cómo sería un amor desapegado? El que lleva implícito libertad. Hijos libres, parejas libres, amigos libres…. Para, a su vez, amarte a ti o a otros.

Te quiero hagas lo que hagas, digas lo que digas, quieras a quien quieras…. Te quiero gracias y pese a ti mismo y ni siquiera te lo digo para no restarte libertad, para no condicionarte.

Solo te quiero.


San Agustín del Guadalix. Agosto 2015