Bienvenidos a las historias del nómada.

Siempre me ha gustado escribir historias y que otros las lean. También contarlas, escucharlas, leerlas, vivirlas... Historias para reír, para pensar, quizás para llorar... Historias al fin y al cabo de las que están hechas nuestras vidas.

Me pareció buena idea aprovechar este lugar para lanzar al viento algunas de las que he vivido, en cualquiera de los dos mundos, el real o el imaginario (igual de real, porque ambos pueden considerarse también imaginarios).

Bonita sensación la del que arroja una botella al mar con un mensaje, que no sabe donde irá y quien llegará a leerlo.

Aquí va mi botella, quizás alguna vez hasta sepa donde llegó...



sábado, 21 de diciembre de 2013

Alguna estrella más

Surgió el nombre de “Ananda y la estrella de mar” recordando ese cuento que añadí en la anterior historia. Ahora pienso que quizás esa estrella es como la de Navidad porque también nos ha ido guiando esta temporada hasta un portal. Desde luego el portal de Jesús no tiene mucho que envidiarle al de Ananda. Aquí faltan la mula y el buey, pero sobran perros ladrando alrededor.

El proyecto va muy bien. Ya hemos conseguido el dinero para Jespal, tanto para la deuda como para que vivan un tiempo hasta que funcione su nueva ocupación. Como llegó algo más y el negocio de Jespal lo financiaremos nosotros porque no pedimos para eso, lo estamos invirtiendo en algunos proyectos preciosos también, con un par de coles de niños muy pobres. Así que si a alguien le echaba para atrás el ayudar sólo a una estrella de mar, ahora ya estamos con unas cuantas, así que todavía estáis a tiempo de poner alguna en el árbol.

El momento es muy oportuno porque a veces no se sabe que regalar en Navidad… Os propongo algunas ideas: Gorros, zapatos, calcetines, arroz, lentejas, incluso nos planteamos construir una cocina nueva en un cole. La forma de hacerlo está explicada en la anterior historia. Como he escrito en algún lado es una forma de que el dinero sí que de la felicidad.

A nivel personal esta idea me está sirviendo de mucho también. No solo por lo bonito que es poder hacer estas cosas en primera persona, también aprendo de como me siento pidiendo y recibiendo dinero. Evidentemente no estoy muy acostumbrado a pedir, creo que es la primera vez que lo hago desde que le pedía la paga a mi madre… Pero me está costando más trabajo recibir. Me llevo sorpresas muy agradables, me emociono hasta las lágrimas con algunos emails, reaparece gente del pasado, incluso desconocidos con cifras generosas… y me doy cuenta que hay muchas formas diferentes de dar.

Luego está la responsabilidad con un dinero que no es mío. A Jespal lo tengo mareado (¿estás completamente seguro?, ¡ya no te puedes echar para atrás!, ¿cómo lo haremos?, bla, bla, bla), parece mi vida en vez de la suya. Es que en la India pasan tantas cosas… La última vez me miró y me dijo sonriendo “Confía”. Así que ya está, confío.

Ya no haré más mención a todo esto en el blog, para que no se convierta en un monográfico. Al menos esta temporada porque para la que viene ya se me está ocurriendo alguna idea... A todos los que estáis participando os iré informando vía email de lo que hacemos y os enviaré también las cuentas completas y algunas fotos.

Desde aquí, desde la plataforma que empezó todo, muchas gracias de corazón. A los que estáis colaborando, a los que lo estáis compartiendo, a los que os gusta la historia aunque no os mueva a participar en ella, puesto que entiendo que no todas las historias tenemos porque considerarlas como propias, a los que aunque no os guste esta, colaboráis en otras…

Y a todos los que leéis este blog porque gracias a que lo hacéis, un día escribí estas historias que se están materializando. Letras mágicas que se transforman en nuevas vidas, nuevos proyectos, ropa, comida…

Desde este pueblecito de los Himalayas, ¡Feliz Navidad!



Risikesh. Diciembre 2013