Surgió el nombre de “Ananda y la estrella de mar” recordando
ese cuento que añadí en la anterior historia. Ahora pienso que quizás esa
estrella es como la de Navidad porque también nos ha ido guiando esta temporada
hasta un portal. Desde luego el portal de Jesús no tiene mucho que envidiarle
al de Ananda. Aquí faltan la mula y el buey, pero sobran perros ladrando
alrededor.
El proyecto va muy bien. Ya hemos conseguido el dinero para
Jespal, tanto para la deuda como para que vivan un tiempo hasta que funcione su
nueva ocupación. Como llegó algo más y el negocio de Jespal lo financiaremos
nosotros porque no pedimos para eso, lo estamos invirtiendo en algunos
proyectos preciosos también, con un par de coles de niños muy pobres. Así que si
a alguien le echaba para atrás el ayudar sólo a una estrella de mar, ahora ya
estamos con unas cuantas, así que todavía estáis a tiempo de poner alguna en el
árbol.
El momento es muy oportuno porque a veces no se sabe que
regalar en Navidad… Os propongo algunas ideas: Gorros, zapatos, calcetines, arroz,
lentejas, incluso nos planteamos construir una cocina nueva en un cole. La
forma de hacerlo está explicada en la anterior historia. Como he escrito en
algún lado es una forma de que el dinero sí que de la felicidad.
A nivel personal esta idea me está sirviendo de mucho
también. No solo por lo bonito que es poder hacer estas cosas en primera
persona, también aprendo de como me siento pidiendo y recibiendo dinero.
Evidentemente no estoy muy acostumbrado a pedir, creo que es la primera vez que
lo hago desde que le pedía la paga a mi madre… Pero me está costando más
trabajo recibir. Me llevo sorpresas muy agradables, me emociono hasta las
lágrimas con algunos emails, reaparece gente del pasado, incluso desconocidos
con cifras generosas… y me doy cuenta que hay muchas formas diferentes de dar.
Luego está la responsabilidad con un dinero que no es mío. A
Jespal lo tengo mareado (¿estás completamente seguro?, ¡ya no te puedes echar
para atrás!, ¿cómo lo haremos?, bla, bla, bla), parece mi vida en vez de la
suya. Es que en la India pasan tantas cosas… La última vez me miró y me dijo
sonriendo “Confía”. Así que ya está, confío.
Ya no haré más mención a todo esto en el blog, para que no
se convierta en un monográfico. Al menos esta temporada porque para la que
viene ya se me está ocurriendo alguna idea... A todos los que estáis
participando os iré informando vía email de lo que hacemos y os enviaré también
las cuentas completas y algunas fotos.
Desde aquí, desde la plataforma que empezó todo, muchas
gracias de corazón. A los que estáis colaborando, a los que lo estáis
compartiendo, a los que os gusta la historia aunque no os mueva a participar en
ella, puesto que entiendo que no todas las historias tenemos porque
considerarlas como propias, a los que aunque no os guste esta, colaboráis en
otras…
Y a todos los que leéis este blog porque gracias a que lo
hacéis, un día escribí estas historias que se están materializando. Letras
mágicas que se transforman en nuevas vidas, nuevos proyectos, ropa, comida…
Desde este pueblecito de los Himalayas, ¡Feliz Navidad!
Risikesh. Diciembre
2013