Bienvenidos a las historias del nómada.

Siempre me ha gustado escribir historias y que otros las lean. También contarlas, escucharlas, leerlas, vivirlas... Historias para reír, para pensar, quizás para llorar... Historias al fin y al cabo de las que están hechas nuestras vidas.

Me pareció buena idea aprovechar este lugar para lanzar al viento algunas de las que he vivido, en cualquiera de los dos mundos, el real o el imaginario (igual de real, porque ambos pueden considerarse también imaginarios).

Bonita sensación la del que arroja una botella al mar con un mensaje, que no sabe donde irá y quien llegará a leerlo.

Aquí va mi botella, quizás alguna vez hasta sepa donde llegó...



domingo, 15 de enero de 2017

La cruda realidad

No sé qué es la realidad. Ya hablé de ello aquí hace unos años (http://historiasdelnomada.blogspot.in/2010/12/realidad.html) Supongo que depende de a quién le preguntes. Aquí, en la India, dicen los maestros que lo que nosotros entendemos por realidad , simplemente es maya, la ilusión cósmica. Es decir todo esto es una película (¿os suena Matrix?), en la que todos somos actores y, como también dicen ellos, solo algunos de esos actores saben que lo son. Eso sí, pese a que saben que solamente interpretan, no dejan de hacerlo, continúan en su papel hasta el final. Claro que como son conscientes de ello no se ven atrapados por dramas, miedos, alegrías, etc. Los viven, los representan y continúan su vida sin más.

La realidad de aquí, la de los no maestros, la de los que no saben que son actores, es muy cruda. La India es muy dura para mucha gente, es muy dura para las mujeres y más todavía para los pobres (si ya juntas ambas condiciones, imagina). Acabo de enterarme, de la peor manera posible puesto que es un amigo el que está atrapado, como funcionan los “créditos personales”. El prestamista te da una cantidad de dinero a devolver en 100 días y con un interés del 20% (no anual, en esos días). Se va pagando a diario. Es decir, te prestan 30000 rupias, tienes que devolver 36000 y lo vas haciendo con 360 rupias diarias. El “banquero” se va pasando por los lugares en los que se le debe, recibiendo esas pequeñas cantidades, algo inteligente puesto que es la única manera de garantizar más o menos la devolución. Normalmente llega un momento que no lo puedes afrontar y pides otro crédito, en las mismas condiciones, para pagar el primero o para pagar lo que necesitas para vivir o para tu negocio. Si, de repente, un golpe de suerte o de habilidad te hace tener dinero, no puedes cancelarlo, mejor dicho, si puedes pero pagando el interés completo. Mi amigo tiene tres. Todavía no sé que pasa si no pagas…

De la cruda realidad de algunas mujeres ahora no tengo fuerzas ni para contarla, quizás lo haga, quizás no, pero a veces comprendo que todavía hay rabia dentro de mí, incluso que podría explotar en algún momento… Empecé a escribir una historia llamada “Todavía puedo matar”, pero no seguí con ella, no valía la pena. Hablaba de esa absurda disyuntiva que a veces se usa en modo de juego: Si tuvieras a tiro a Hitler antes de a 2ª guerra mundial ¿Apretarías el gatillo? Yo llevaba mucho tiempo pensando que no sería capaz de matar, en lo más profundo de mí lo sigo pensando, pero no siempre estoy en lo más profundo de mí.

La cruda realidad también nos la hemos encontrado en este viaje con el nuevo dinero. El gobierno decidió el 8 de noviembre, de un día para otro, que los billetes de 500 y de 1000 rupias ya no eran válidos. Hay un plazo para ingresarlos en tu cuenta en el banco (no cambiarlos) y con un límite por persona. La idea no es mala puesto que con ello se pretende acabar con gran parte del dinero negro y falso que circula por aquí. El problema es que son unos billetes de uso común, no es como si quitaran en España los de 200 y 500 €, algo que tantas veces se dijo que se haría en Europa para que saliera de los escondite. Además, el dinero nuevo en billetes de 2000 y de 500 rupias no se ha distribuido por todo el país… En fin, gran caos e interminables colas en bancos y cajeros para poder sacar algo de dinero, con un límite de 2000 rupias. Cuando digo interminables, aquí son colas de días, para poder acceder a tu dinero.  El “corralito indio”. Y lo que suele pasar es que al llegar tu turno se ha acabado el dinero. Ese que, repito, es tuyo y necesitas para comer, comprar, etc.

Un mes y medio después de la medida, los billetes de 500 todavía no han llegado, así que cuando se consigue algo de dinero en billetes de 2000 nadie tiene cambio. Así que hay poco gasto y los pequeños comercios se resienten. Han salido curiosas imágenes en la tele de gente quemando dinero antiguo o tirándolo al Ganges. Eso es que les sobraba. También hay ya mucho negocio montado alrededor del dinero antiguo, mafias que lo cambian, bancos que también lo hacen, aunque sea ilegal, cobrando el 30%. En fin India se paraliza unos minutos pero enseguida vuelve a ser la India.

La gente más humilde que conocemos, aunque perjudicada de inicio, están contentos con la medida puesto que piensan que va afectar más a los ricos que tienen mucho dinero negro y que el gobierno está consiguiendo una mayor igualdad. Yo pienso que ojalá tengan razón, es más un deseo que una realidad, ya que a los amigos que tengo con pasta no los veo muy preocupados. Dicen que en un futuro no muy lejano el dinero en la India desaparecerá, pretenden que todos los pagos sean electrónicos, con tarjetas o smartphones. Hay gente que no sabe ni lo que es una cosa ni la otra, así que no sé como lo harán. Uno de los primeros pasos que se dieron fue que cada indio tuviera una cuenta corriente y eso se va consiguiendo. Un poco a la fuerza, claro.

Ha afectado también mucho a todos los que viajan por la India. Al llegar al aeropuerto no se podía cambiar ni sacar dinero en ningún lado, puesto que no había. Solo quedaba un sitio donde la gente esperaba horas para tratar de conseguir 2000 rupias. Nosotros tuvimos suerte, o más bien amigos, y decidimos irnos directamente a nuestro pueblo. Aquí nos cambiaron todo lo que necesitamos, perdimos bastante en el cambio y ganamos mucho en tranquilidad.

Más cruda realidad. Corrupción en todos los lugares. En hospitales, ministerios, cualquier administración pública, ashrams… no sé si en todos, pero cada vez que oigo de alguien que tiene que hacer algo con la administración, debe pagar un extra. Todo está organizado para que tengas que pasar por ahí, ya que la vía oficial es la misma, quiero decir la misma gente. Así que lo ponen lo suficientemente difícil para que tengas que ir por la otra. Los indios lo saben y pagan, cuando pueden, pagan. Se perpetúa un sistema en el que se benefician los que tienen algún poder y se perjudican, como siempre, los más pobres. Y digo algún poder, ni siquiera mucho poder, porque muchos se aprovechan del que está debajo aunque este sea paupérrimo. Claro que es más fácil sacar beneficio de muchos pobres que de un solo rico ¿no?

Más. Domino´s Pizza, en Dehradun, la capital del estado de Uttrakand, donde vivimos. Pedimos unas pizzas en casa de un amigo, llega el motorista y dice 1890 rupias, voy a pagar y mi amigo me dice que no hasta que llegue la factura que el mensajero ha olvidado. Mi amigo le hace ir a por ella y cuando llega, sorpresa, 1180 rp. No nos habían aplicado las ofertas en vigor de la cadena pizzera. También habían modificado un número del móvil de mi amigo para que no le llegara el ticket por SMS… Una cadena internacional y en la capital del estado.

Cómo ha cambiado la realidad de Laxmanjhula estos años. Llevamos trece inviernos viniendo. Antes abundaban los sadhus de distintas y extrañas sectas y los peregrinos que venían de diferentes rincones de la India, vestidos con ropas y ornamentos característicos de su lugar de procedencia, ahora es el turismo de la clase media india la que invade el lugar, haciendo rafting entre otras cosas. Los tridentes de los sadhus que antes se veían en el puente que cruza el río se han cambiado por palos de selfie. También hay muchos menos de los humildes peregrinos que realizaban largos viajes para bañarse en la sagrada Ganga.

Cuando llegamos en 2004 había tres profes de yoga, ahora hay cientos y multitud de salas y ofertas de cursos para formar nuevos profesores. Más y más. Todo es más y más. Construcciones, hoteles, pensiones, restaurantes, tiendas, gente… A veces me siento sobrepasado por la nueva situación, aún viniendo en la época supuestamente más tranquila del año. Será un síntoma de la edad (si existiera el tiempo…), el echar de menos realidades pasadas.


Y debajo de todo, como ese silencio que siempre está aunque lo perturbemos con palabras y sonidos, permanece la esencia de este lugar. Un lugar en el que habitaron los Rishis (los más grandes sabios). Donde se respira el aire de los Himalayas y la Ganga fluye limpiando todo lo que haya que limpiar. Donde la presencia pasada, presente y futura (si el tiempo existiera…) de grandes yogis eleva el nivel de conciencia universal haciéndonos comprender que, más allá de la cruda realidad, afortunadamente existe la REALIDAD.


Rishikesh. Diciembre 2016