Bienvenidos a las historias del nómada.

Siempre me ha gustado escribir historias y que otros las lean. También contarlas, escucharlas, leerlas, vivirlas... Historias para reír, para pensar, quizás para llorar... Historias al fin y al cabo de las que están hechas nuestras vidas.

Me pareció buena idea aprovechar este lugar para lanzar al viento algunas de las que he vivido, en cualquiera de los dos mundos, el real o el imaginario (igual de real, porque ambos pueden considerarse también imaginarios).

Bonita sensación la del que arroja una botella al mar con un mensaje, que no sabe donde irá y quien llegará a leerlo.

Aquí va mi botella, quizás alguna vez hasta sepa donde llegó...



jueves, 20 de octubre de 2011

9 (2ª parte)

Pregunté por él muchas veces, casi se convirtió en una obsesión encontrarle. Y, pese a que todo el mundo le conocía y a casi todo el mundo había impactado alguna vez, entre los comerciantes de la zona, nadie podía darme ninguna pista sobre su paradero.

Por otro lado, intenté hacer una recopilación de los escritos que había ido entregando, pero no conseguí ni uno. Curiosamente todos le habían considerado un simple vagabundo cuando se les acercó y, después de recibir su papel, pasaban a idealizarlo. Esos trozos de literatura se convertían en algo casi sagrado, se les dotaba de un poder extraordinario y, por supuesto, se consideraban totalmente intransferibles.

En la India se dice que cuando existe una flor lo suficientemente poderosa, todos los insectos acuden a ella, sin necesidad por su parte de hacer grandes esfuerzos. Así explican la veneración que reciben algunos personajes que por su aspecto o forma de vida parecen o son simples vagabundos, pero a los que miles de personas acuden simplemente para captar su atención unos instantes.

Parecía que 9 había bebido de esa misma esencia… Y yo le buscaba como los buscadores que viajan detrás de la verdad, de la felicidad, de cualquier dios de los miles reales o inventados, detrás de cada una de las cosas que las personas necesitamos, como zanahorias atadas a palos, para seguir avanzando, para tirar hacia delante…

No me daba cuenta que en esta vida, quizás una de los millones que nos tocan vivir, las cosas suceden cuando uno menos las espera, quizás cuando uno ya desespera de que sucedan. Todo pasa en el momento que tiene que pasar… Por cierto esa era una sensación que yo tenía cada vez más clara y era algo que me hacía darle vueltas y vueltas. ¿Todo era fruto de la casualidad? Todo lo que sucedía cuando tenía que suceder ¿era simplemente el azar?. Los escritos de este vagabundo que yo me empeñaba en encontrar, ¿acertaban con lo que el destinatario necesitaba, igual que si de una ruleta se tratara, pero con muchos más números, con infinitos números…?

Encontré la respuesta en la servilleta que 9 me había entregado el día que le conocí, yo era de los que ya eran capaces de creer en cualquier cosa, aunque no le encontrara explicación. Las casualidades no existen, o al menos no si se repiten un número determinado de veces. Todo sucede como y cuando tiene que suceder, aunque eso implique creer en una fuerza, en una energía, que lo controle todo, o en millones. Está claro que eso hace pensar, que hace darle vueltas, que hace dudar… Y como dijo alguien una vez, a esa duda llámale dios…

Llegó el día en el que nos encontramos de nuevo, mientras hablaba con una amiga en la barra de un bar. Alguien dejó un escrito delante de mí, sin que me diera cuenta. Cuando lo vi, no siquiera lo miré, me puse a buscar frenéticamente al autor, pensando si sería él y si habría vuelto a perderlo. Estaba sentado al fondo, me miraba y sonreía, me hizo un simple gesto con la mano para que me tranquilizara y leyera su mensaje.

Y ese mensaje ya lo conocéis. Está publicado en este mismo blog, hace un año más o menos: "El Contador de Historias".

Acababa de decirme quien era.


San Sebastián de los Reyes. También allá por el 2004...

1 comentario:

  1. Tu serenidad a la hora de escribir y describir, me transmite paz y deseo de ser capaz de sentir esas sensaciones.
    Un largo abrazo amigo.

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