Bienvenidos a las historias del nómada.

Siempre me ha gustado escribir historias y que otros las lean. También contarlas, escucharlas, leerlas, vivirlas... Historias para reír, para pensar, quizás para llorar... Historias al fin y al cabo de las que están hechas nuestras vidas.

Me pareció buena idea aprovechar este lugar para lanzar al viento algunas de las que he vivido, en cualquiera de los dos mundos, el real o el imaginario (igual de real, porque ambos pueden considerarse también imaginarios).

Bonita sensación la del que arroja una botella al mar con un mensaje, que no sabe donde irá y quien llegará a leerlo.

Aquí va mi botella, quizás alguna vez hasta sepa donde llegó...



jueves, 25 de junio de 2015

El gorrión y el guacamayo

Ayer estuve en el zoo y me pasó algo curioso que quería compartir. 

Mientras observaba la exhibición de aves tropicales en la que volaban guacamayos, cacatúas y varios tipos de loros, vi que había también participando, creo que sin querer, en el espectáculo unos cuantos artistas invitados. Cruzándose con los pájaros de mil colores y sin hacerles mucho caso, había gorriones, palomas, grajillas, estorninos… que estaban por allí a su aire, nunca mejor dicho. Se comían las pipas que se les caían a los protagonistas del espectáculo, los restos de bocadillos de los asistentes o, simplemente, volaban y paseaban por la zona.

De repente me di cuenta que un gorrión se dirigía a un precioso guacamayo azul y amarillo, en un momento que se cruzaron. Esto fue lo que entendí: “es verdad que eres grande y bonito, también que no tienes que preocuparte de la comida, de hacer nido, de encontrar pareja… pero yo voy donde quiero”.

El guacamayo que siempre mostraba orgulloso todo su colorido plumaje, siendo admirado en diferentes pases por miles de personas, por un momento, por un segundo, quiso ser gorrión.

Entendí perfectamente al gorrión aunque espero, por el bien del guacamayo, que su duda durara solo ese segundo porque él no tiene más remedio que ser lo que es, un guacamayo que vive entre humanos y que si escapara, probablemente no duraría mucho en libertad.

A veces la exhibición de belleza, poder, cultura, inteligencia, etc. conlleva la pérdida de la libertad. Y, también a veces, los seres más libres permanecen ocultos, solo visibles a quienes los puedan entender.

Seguro que hay guacamayos libres y gorriones esclavos, preciosos gorriones y guacamayos despeluchados, pajaritos con el ego por las nubes y humildes aves inmensas… No sé cuanto hay de “personalidad” propia en cada individuo de una determinada especie, aunque me parece un interesante debate. 

En fin, yo solo cuento lo que vi ayer en el zoo y que cada uno saque sus propias conclusiones. ¿Quién soy yo para preguntarte si a veces te sientes un poco guacamayo?


San Agustín del Guadalix.  Junio 2015

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