Bienvenidos a las historias del nómada.

Siempre me ha gustado escribir historias y que otros las lean. También contarlas, escucharlas, leerlas, vivirlas... Historias para reír, para pensar, quizás para llorar... Historias al fin y al cabo de las que están hechas nuestras vidas.

Me pareció buena idea aprovechar este lugar para lanzar al viento algunas de las que he vivido, en cualquiera de los dos mundos, el real o el imaginario (igual de real, porque ambos pueden considerarse también imaginarios).

Bonita sensación la del que arroja una botella al mar con un mensaje, que no sabe donde irá y quien llegará a leerlo.

Aquí va mi botella, quizás alguna vez hasta sepa donde llegó...



miércoles, 8 de junio de 2011

La primera, no la treinta y tantas…

Perdón que entre así, de repente, pero es que ha habido un error. Un grave error diría yo. Y es que yo tenía que ser la primera. Tengo la clase y la categoría suficiente para haber inaugurado este blog. Podía ser humorística, sentimental, en prosa o poesía, letra de canción, manifiesto de protesta, larga o corta, de colores… Podía ser cualquier historia, porque era la primera.

Ahora estoy aquí, en medio de no se cuantas y no sé ni de qué ser, ni a qué dedicarme… Como primera que era, estaba preparada para decirles:

Esto va a ser un blog de historias, de todo tipo, no hay argumento predefinido, ni conexión entre unas y otras, lo único que las une es que serán paridas por el mismo cerebro. Paridas en el sentido de traídas desde donde estuvieran hasta donde están, esto es, aquí. Sobre mí recae la responsabilidad de que usted siga leyendo.

Debo ser una historia lo suficientemente interesante para que cuando sea leída invite a continuar, debo conseguir captar su atención de tal forma que no me deje a medias y se pierda las otras. Por otro lado tampoco debo ser la mejor del blog, ya que entonces sería un típico caso de ir “de más a menos”, lo que nunca ha sido bien visto en blogs, libros, películas u obras de teatro.

Desde la humildad de ser sólo unas letras sobre papel, le invito a continuar leyendo. Sólo le pido que si no le interesa lo escrito, por favor, no pare aquí, siga un poquito más, porque, una, pese a ser sólo una historia, es la primera y nunca podría considerarme así si no lee usted la segunda.

Pero no me han dejado serlo, se me han colado unas cuantas por delante…

Claro que... soy la primera de las siguientes… Y la última de las anteriores. Soy un prólogo y un epitafio. Puedo cerrar el ciclo pasado e inaugurar el nuevo… Soy una primera y una última. ¡Es mejor que ser sólo la primera!

Señoras y señores, como última historia de las que han leído ustedes hasta ahora, me alegro de que hayan llegado hasta aquí y entiendo, que si me están leyendo, es que no en todo me he equivocado. Espero que se hayan reído un poco y se hayan emocionado otro poco, quizás que algo hayan aprendido, que lo hayan comentado con sus amigos, incluso me gustaría ser lectura obligada de fin de semana o de ratito en la oficina…

Y les animo, como primera de las próximas, a seguir leyendo todo lo que vendrá y, como última de las anteriores, a volver a leerlas, que quizás hayan quedado cositas sin descubrir…


San Agustín del Guadalix. Junio 2011

2 comentarios:

  1. Seré fiel a las recomendaciones de la "La primera" por lo que leeré las próximas y volveré a leer las anteriores.

    Un largo abrazo

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  2. Soy un privilegiado, cuando muchos van por la primera yo ya me había leido algunas de las anteriores ;)
    José Luis

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