Bienvenidos a las historias del nómada.

Siempre me ha gustado escribir historias y que otros las lean. También contarlas, escucharlas, leerlas, vivirlas... Historias para reír, para pensar, quizás para llorar... Historias al fin y al cabo de las que están hechas nuestras vidas.

Me pareció buena idea aprovechar este lugar para lanzar al viento algunas de las que he vivido, en cualquiera de los dos mundos, el real o el imaginario (igual de real, porque ambos pueden considerarse también imaginarios).

Bonita sensación la del que arroja una botella al mar con un mensaje, que no sabe donde irá y quien llegará a leerlo.

Aquí va mi botella, quizás alguna vez hasta sepa donde llegó...



viernes, 1 de enero de 2016

Cosas cotidianas

Tres teléfonos, una tablet, dos ordenadores, un libro electrónico, un calefactor (aquí llamado “jíter”, aunque lo que sucede cuando te inventas una palabra es que no sabes si es con g o con j), un cueceleches (vaya palabreja y esta no es inventada), una lámpara recargable y... Un solo enchufe en la habitación. Evidentemente, no da.
Cualquiera me diría ponle un "ladrón"' o varios, así un enchufe podrías convertirlo en muchos, la gran magia del hombre blanco... Y reviento la luz de medio pueblo o quemo la casa. Vamos, que ya lo he probado. Después de varios estudios científicos basados principalmente en ensayo y error, con lo que error significa, ya se lo que puede combinarse para recargar y lo que necesita estar solito. Os lo explico en un bonito pareado: El jíter precisa soledad de carga, si lo juntas con cualquier cosa, la lía parda.

También pusimos unas lucecitas de colores para dar ambiente de hogar al cuchitril. Para ello compramos una especie de casquillo que permite poner una bombilla y además enchufar cositas. En teoría. En la práctica o es una cosa o es la otra. A veces ninguna. Las luces son de colorines, que aquí se usan en una celebración que se llama Diwali. Son baratas y te dan la posibilidad de electrocutarte a muy buen precio. Pero bueno, ya están puestas y tenemos dos tipos de iluminación a elegir: ambiente "hospital" con un horrible neón, o ambiente "casa de citas" con colorcitos varios.

Mientras escribía en el ordenador, noté que algo me corría por la pierna. No presté atención, supongo que imaginé que un calcetín había cobrado vida o yo qué sé... ¿Cómo se puede ignorar algo que pasea por tu espinilla? Es algo bonito, pasan los años y me sigo sorprendiendo a mí mismo. En fin, al rato (nunca mejor dicho), una cabecita asomó por detrás de mi pantalla, mirándome como diciendo "ola que ase". Pues eso, que tenemos nueva mascota. Le llamamos Mausji. "Maus" porque si a un asqueroso ratón le llamas en inglés, le elevas de categoría y parece que tienes un hámster o una chinchilla. "Ji" porque, como ya he explicado muchas veces, es el sufijo de respeto que aquí se usa para todo. Y no hay que perder las formas ni con los roedores. Gudmorninji, zenquiuji, etcji.

Hemos tenido unos vecinos indios un par de días. Cuando esto sucede, recuerdas las dos tradiciones que se enseñan aquí en las escuelas, que proceden de una época anterior a los Vedas y a los Rishis: 1) Cuando hables, siempre hazlo lo más alto que puedas. 2) Jamás cierres la puerta de la habitación. Pase lo que pase.

Por aquí habitan, habitamos, tres especies de primates. Dos de ellas son langures y macacos. Cuando a un langur le ofreces unos cacahuetes en la mano, va cogiendo de uno en uno y comiéndoselos tranquilamente. Cuando se lo haces a un macaco, se tira contra ti para cogerlos todos y, si puede, de paso te muerde. Además se peleará con todo el que se acerque no vaya a ser que le quiten uno. Sobre la tercera especie... a veces langures y a veces macacos.  Depende de como tengamos la mente, como dicen por aquí, ese "mono loco picado por un escorpión".

Ananda tiene un nuevo juguete, un teléfono español que, entre otras cosas horribles, repite hasta la saciedad "hasta pronto". Ya se lo ha aprendido, aunque ha metido una pequeña variación y ahora es "hasta parantha" que es un plato típico de aquí. Y ya conozco una de sus chuches favoritas, no es un chicle ni un caramelo, es un sobrecito de "masala" de las que su madre usa para cocinar. Mientras se lo comía a chupetones me puso un poco en mi mano para que lo probara. Todavía estoy intentando recuperarme de lo que pica.

Pasamos la Nochebuena con Rachel, sus chicos y un montón de niñas y niños pequeños que vinieron a la fiesta. Llevamos regalos y turrones para todos. Vino un bailarín profesional que conoce la escuela y estuvo enseñando unas coreografías a los peques. Ante su insistencia me incorporé al grupo. En cuanto me vio dejó de insistir y pude sentarme de nuevo. En Nochevieja vamos otra vez, pero sigo sin aprenderme los pasos indios. Si veis alguna película de Bollywood os hacéis una idea.

Nos vamos unos días a la "Kalagarh Tiger Reserve", que nos ha invitado un amigo a conocerla.  Me voy sin las chancletas y el paraguas rosa. A ver que pasa.


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Rishikesh. 31 Diciembre 2015

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