Bienvenidos a las historias del nómada.

Siempre me ha gustado escribir historias y que otros las lean. También contarlas, escucharlas, leerlas, vivirlas... Historias para reír, para pensar, quizás para llorar... Historias al fin y al cabo de las que están hechas nuestras vidas.

Me pareció buena idea aprovechar este lugar para lanzar al viento algunas de las que he vivido, en cualquiera de los dos mundos, el real o el imaginario (igual de real, porque ambos pueden considerarse también imaginarios).

Bonita sensación la del que arroja una botella al mar con un mensaje, que no sabe donde irá y quien llegará a leerlo.

Aquí va mi botella, quizás alguna vez hasta sepa donde llegó...



viernes, 17 de diciembre de 2010

Om de estoy metido… (Planeta India)

Si cuando entras en tu habitación ves tus chancletas flotando, es que algo ha pasado… Después de un rato de sorpresa, deduces que es que hay agua en el suelo. La primera emoción es la alegría ¡no son aguas fecales!, y luego ya te planteas qué hacer. Al final tomé la decisión errónea, me fui a buscar a Shuvam. Un minuto antes estaba estorbando en medio de la escalera, así que comprobé que mi teoría sobre la capa de Harry Potter era correcta. Había desaparecido y era imposible que le hubiera dado tiempo a salir del hotel. Así que me di cuenta que a la invisivilidad debía sumarle su capacidad de leer el pensamiento.

Llamé por teléfono a Manish y me dijo que iría con el fontanero. Al ratito suena la puerta y abro, pensando que eran los susodichos. Pues no, ahí me encuentro al de la habitación 32 que venía a hacerrme una visita. Un rato antes, cuando subía de buscar al hombre invisible, me lo había encontrado bloqueando el paso y buscando conversación… porque estábamos en la misma planta. Yo le preguntaba que si estaba de vacaciones y él me decía que era de Agra, yo le decía que vale, que si estaba de vacaciones y él me decía que de Agra y como yo insistía con mi pregunta, me dijo, a ver si le entendía, de donde el Taj Mahal. Al final logré regatearle y mientras iba hacia mi habitación le escuchaba decir, ¡ven a visitarme, estoy en la 32! ¡estamos en la misma planta!. Tengo que investigar a ver que pasa en los hoteles indios cuando estás en la misma planta.

Lo que sí he aprendido es que en una habitación de un hotel de este planeta siempre hay que echar el cerrojo, si no cualquiera puede entrar. No existe privacidad en la India y para ellos es lo más normal del mundo. Un día en Delhi (la capital…) estaba en gallumbos tirado en la cama y entra un tio y se me queda mirando como pensando ¿qué hará este en bolas en su habitación…?. Venía para ver si necesitaba algo y le conteste que sí que se pirara o se pusiera él también en calzoncillos para seguir hablando.

En este mismo hotel de Delhi (la capital…) llovía muchísimo fuera por el monzón y dentro exactamente lo mismo. En mi vida había visto entrar tanta agua dentro de un edificio, como si la metieran a mala idea. Al rato me fui a cenar con el agua por encima de la rodilla para cruzar la calle. Lo bueno es que en Delhi (la capital…) no es sólo agua lo que te cubre tanto, arrastra absolutamente todo lo que hay por las calles. Nada bueno. Pero como me mojé las dos, decidí no cortarme las piernas.
Pues aquí sigo en el Hari Om, con total normalidad… Algunos detallitos con el agua, por ejemplo lo que os contaba, que sale por el suelo. Pero compensa porque habitualmente por los grifos no sale. He desarrollado una habilidad especial para pegarme a la pared como una salamanquesa y aprovechar el hilillo de agua caliente que sale de la ducha y, en lugar de brotar cual manantial, se arrastra por el caño hacia el muro y continúa por él hasta encontrar mi reptílico cuerpo esperándola. No he podido adaptarme todavía perfectamente al grifo que sobresale, pero, como sigo con el yoga, lo conseguiré.

Me limpiaron el moho de la habitación, aunque insistí en que le había cogido ya cariño. Afortunadamente está volviendo a salir uno muy parecido, deben ser familia o también de Belmes. Así que en realidad no puedo decir que no haya agua sino que está desordenada.


Rishikesh. Diciembre 2010

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